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Un cuadro de kínder en ArtBo (Arte bruto)

Un cuadro de kínder en ArtBo (Arte bruto)


SoHo metió a ArtBo un cuadro pintado por niños de 2 años, y la periodista Margarita Posada se dedicó a registrar la reacción de los asistentes ante la obra de arte que se presentó como si fuera de un artista consagrado. ¿Qué opinaron expertos y curiosos?

Un cuadro de kínder en ArtBo. Un cuadro de kínder en ArtBo 2013
Un cuadro de kínder en ArtBo 2013
Siguiendo el ejemplo del experimento que la periodista española Fany Estévez hizo para el programa de televisión El buscador en Arco (Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid), SoHo decidió invitar a Samarcanda, Victoria y Mateo, niños de entre 2 y 3 años, a pintar un tríptico para luego exhibirlo en ArtBo, la Feria Internacional de Arte de Bogotá. Así fue como, un día antes de la inauguración, pintaron libremente, en las oficinas de la revista, sobre lienzos tamaño carta. Jugaron con la pintura, la restregaron con sus manos y listo: un tríptico del ahora artista “Diego López”.

Al otro día, gracias a las productoras periodísticas de SoHo, la obra se introdujo subrepticiamente en ArtBo, y se colgó en una pared de Artecámara —espacio dedicado a los artistas jóvenes— para pedirles una opinión sobre la “obra de arte” a algunos expertos y espectadores que pasaban por ahí.



Cada cuadro que componía la obra en cuestión, llamada Sin título, estaba hecho en acrílico sobre lienzo. Desde que se introdujo y se colgó junto con una ficha técnica idéntica a la de las demás obras del recinto hasta que el curador de la muestra de Artecámara se percató de su presencia, pasaron aproximadamente cinco horas, en las cuales los invitados a la inauguración de la Feria se detuvieron a contemplarla como si fuera una pieza más de la exhibición.

Luego atrajimos a diferentes personajes hacia el lugar donde estaba colgado el tríptico e hicimos el experimento de preguntarles, con cámara de video en mano y yo haciendo las veces de presentadora de televisión, qué les evocaba dicha obra y qué opinión les merecía.



María Paz Gaviria, directora de ArtBo e hija de uno de los mayores coleccionistas de arte en Colombia (el expresidente Gaviria) dijo lo siguiente, después de dar el discurso protocolario y aprendido que todo gestor debe dar cuando lleva las riendas de una feria tan importante: “Es una obra bellísima en acrílico sobre canvas (sic, lienzo en español), de un artista muy joven que me siento muy complacida de tener aquí esta noche. Esta es una obra supremamente emocional, hecha con colores, con expresiones, que nos complace tener aquí”.

Tiempo después, el turno fue para María Adelaida Puerta, una reconocida actriz que andaba merodeando por ahí y que con toda la humildad del caso contestó: “Está bien emocional, ahí hay como un caos intenso. No sé cómo será el artista, pero quizás lo que quería expresar eran muchas emociones, muchos colores muy fuertes, mucha intensidad y mucho caos. Es un artista joven, bien intenso”. Luego le preguntamos si creía que era una obra que había tomado mucho tiempo, a lo que contestó: “No soy la más experta, pero lo que puedo percibir es que fue una obra rápida, aunque esté acá adivinando”.



Acto seguido, se posó frente al cuadro (una palabra poco utilizada en el ámbito del arte para referirse a ese objeto) el agregado cultural de la Embajada de Francia, Christophe Chavagneux, que percibió lo siguiente: “Hay alguien que está enfermo, que tiene miedo, que no puede respirar, que se ahoga. Veo un paraíso perdido, es una obra que da miedo, es algo así como una obra de alguien atormentado”. Su acompañante, el periodista Toby de Lys, que se hace llamar “un refugiado cultural de Nueva York y París”, añadió que le fascinaba: “El uso brusco de los colores, pincel desbordado. Puede ser algo muy cliché, sin embargo, le transmite a uno un ambiente o un clima muy especial. Me gusta”. Le preguntamos cómo imaginaba a aquel artista y aseveró: “Lo imagino como una persona con mucha imaginación, con mucho cariño por su obra, porque a veces los artistas son bravos, no él. Yo colgaría esta obra en mi casa, sin duda”.

En ese momento llegó un espectador común que pareció percatarse del experimento, pues pasó varias veces con diferentes amigos y quiso opinar, pero se le notaba una risita cómplice en la cara: “Esto ya no se ve. El arte se ha vuelto muy sintético”, a lo que su amigo añadió: “No sé, me siento como liberado. Como decía ahorita Víctor, esto ya no se ve”. Para ese entonces eran ya las nueve de la noche y, por la atención que llaman las cámaras y las mujeres maquilladas con micrófono en mano, el curador de la muestra, Juan Sebastián Ramírez, se acercó e inmediatamente descolgó el tríptico y dio cuenta del conocimiento que tenía de su trabajo dentro de la muestra. No lo interpelamos pues sabíamos que ya tenía claro que era una trampa.



Aunque existen casos muy sonados de niños artistas, como el del inglés de 8 años Kieron Williamson (apodado el Mini Monet), que vendió sus cuadros por más de 235.000 dólares hace un par de años, este experimento solo buscaba poner en evidencia cuán subjetivo y relativo es el negocio del arte. Alguna vez, yo misma fui parte de la obra de mi hermano, Juan Andrés Posada, en un Salón Nacional de Artistas. Mi función era retocar sus cuadros con un aerosol cuando se acercaban los espectadores alarmados por ver a una persona que no era el artista interviniendo una “obra de arte”. También lo vimos en una exposición del reconocido artista Nadín Ospina, que tomó algunos dibujos de su hija y los hizo parte de su muestra Estrellas de piedra (1992) y hace pocos días cuando la obra del artista Óscar Murillo alcanzó el valor de 300.000 dólares en pocos minutos al ser subastada en Christie’s (hecho que tuvo mucha controversia), o al revés, cuando el famoso y misterioso artista urbano Banksy vendió sus obras en un puesto del Central Park en Nueva York a 60 dólares, mientras que en el mercado alcanzan los cientos de miles de dólares.

No diremos que la mujer que le regateó a Banksy una de sus obras hasta lograr comprársela en 30 dólares es un genio innato del arte, ni que quienes opinaron sobre la “obra de arte” hecha por niños que colgamos en ArtBo son unos desentendidos. Simplemente la pregunta queda en el aire: ¿qué es arte y que no lo es? Nadie puede establecerlo. Bien lo dijo el famoso Yves Klein, un artista que le vendió al mundo la idea de una obra que no era sino una galería vacía: “El arte ya no puede recuperar su condición anterior…Es decir, nada menos que el arte tiene que salir de su propio concepto para poder serle fiel”. Quizás un catador de vino escupa un vino hecho en Villa de Leyva, por cuanto hay mucho de su conocimiento que se basa en factores muy puntuales, mientras que en el arte nada está escrito, nada está inventado, e incluso la burla de los mismos artistas sobre el oficio se ha convertido en arte. Desde Duchamp hasta Hirst, incluso desde que el hombre puso un pie en la tierra, el arte ha sido, y será, una forma de burlarnos de nosotros mismos.

Haga clic aquí para ver el video de las entrevistas.

Elaborado por Oscar Perez

Arquitecto especialista en gestion de proyectos si necesitas desarrollar algun proyecto arquitectonico en Bogota contacteme en el 3196955606 o visita mi pagina en www.arquitectobogota.tk

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